Filosofía crítica del Yoga.

Avatar de Agustina Teresa Gimenez

por Agustina Teresa Giménez

Todo lo que diré aquí y expondré en estas líneas, no es más que mi propia visión, mi interpretación de las cosas, no pretendo revelar verdades absolutas porque no creo en ellas, tampoco intentaré que entiendas todo lo que digo y mucho menos, pretenderé que estés de acuerdo, porque se trata de una invitación a abrir una mirada filosófica sobre una palabra, que debo decir de antemano, para mí es anterior a todo lo que podamos abrir aquí y en cualquier debate.

La palabra Yoga hoy es significada cómo Unión, pero cada día hay más confusión sobre lo que verdaderamente implica una vivencia experiencial y profunda de la misma, es por esto que a pedido de mi gran compañero de vida estoy escribiendo este artículo, simplemente para poner el debate sobre la mesa para que entre todos dilucidemos, al menos, en nuestro fuero interno, qué es Yoga desde una mirada filosófica.

Una de las particularidades que presenta la filosofía es su sentido crítico, algo que parece no estar presente en la mayoría de los espacios que he transitado a largo de las formaciones que tomé, se plantea estudiar a Patanjali (con suerte, porque después de dos formaciones, recién en la tercera escuela por la que transité lo hicieron con verdadera dedicación), o estudiar los Vedas, el Sánscrito, o las palabras de algún Gurú iluminado (cómo siempre, nos encanta entregar nuestro poder personal a otro ser humano que se dice divinizado, por mi parte me gustan los maestros humanos, y a Dios lo encuentro en todos lados).

Por el recorrido que tuve la fortuna de vivir, leí y estudié a muchos Filósofos occidentales, y puedo percibir hoy, cómo ciertos conceptos o ideas son obvias para mí, pero no lo son para todo el mundo, también descubrí que nunca sabré lo suficiente para discutir con nadie, por eso prefiero escribir, regalar mis ideas a quienes les ayuden y no batallar por imponer caminos que puedan resultar estériles por intentar convertirte en una copia literal de algo que siquiera comprendes.

Los pensamientos y las relaciones que establecemos a lo largo de nuestra vida están siempre acompañadas por una mirada filosófica, aunque sólo los académicos y ciertas personas eruditas se permitan hablar de Filosofía, todos, incluida yo, podemos filosofar.

Es evidente que no hay una disciplina más vinculada a la vida misma que la Filosofía, en tanto que busca, por su propia naturaleza, ir a la raíz de la realidad con el fin de comprenderla para conocerla tal cuál es. Y lo más importante: conocerla como totalidad (algo que también plantean los grandes filósofos orientales cómo Siddhartha Gautama Buda)

Así que antes de que continúes leyendo te voy a recordar el Kalamasutra que siempre me recuerda Juan Ignacio, quién me invitó a escribir éstas líneas:

Los Kalamas le preguntaron a Buda cómo saber a quién creer entre tantos “Portadores de la verdad” que los visitaban.
Él le respondió:
No acepten nada como cierto simplemente por el hecho de que viene de una tradición revelada.
No acepten nada simplemente por el hecho de que viene de una ininterrumpida cadena de maestros. No acepten nada simplemente porque me han dicho que.
No acepten nada simplemente porque se encuentra escrito en las escrituras de una tradición.
No acepten nada porque esté basado únicamente en la lógica o en teorías metafísicas especulativas.
No acepten nada porque corresponde a vuestro punto de vista.
No acepten nada solo por el hecho de haber razonado en ésto.
No acepten algo como cierto solamente porque corresponde con una teoría de la que ya estaban convencidos de antes.

No acepten nada basándose en la fama o en la competencia de una persona.
No acepten nada simplemente por respeto a vuestro maestro.
Cuando sepan por ustedes mismo que estas cosas son valiosas, meritorias, benignas y alabadas por los sabios, que estas cosas son plenamente practicadas, son provechosas y conducen a la felicidad entonces sigan completando su práctica.

En resumen Buda dijo: No me crean nada. comprueben.

En síntesis, basada en esta cita me animo a pedirles a ustedes que no me entreguen su responsabilidad, no me crean nada de lo que les digo, hagan su propio trabajo, porque va a ser muy diferente al mío.

Cuando comprendemos nuestra singularidad abandonamos una de las grandes condenas que nos separan: la comparación y con ella, cesan, la envidia, los celos, las exigencias, y sobre todo, cesan las ganas de querer cambiar a la otredad para que se adecue a nuestras expectativas construidas a partir de nuestros propios condicionamientos y visiones del mundo.

Recuerdo qué, a Krishnamurti le preguntan en una ponencia: ¿Es posible no ser influenciados?, a lo que él responde como era su costumbre, con otras preguntas: ¿No es necesario tener cierta cualidad de escepticismo, no sólo acerca de otros, si no de uno mismo? De los propios deseos, convicciones, creencias, fe y de los propósitos fijos que nos dirigen. ¿Podemos cuestionar y dudar de todo eso y ver hasta dónde puede llegar el preguntar, pedir, el inquirir? ¿Podríamos hacerlo juntos? Y agrega: No es que quién habla les dirija, ni que ustedes me dirijan a mí con sus convicciones, sino que juntos, quiero decir juntos, investiguemos todo.

Y me atrevo a tomar ésta última parte de la cita y agregar algo:

Investiguemos todo, y hagámoslo horizontalmente. No sé más que ustedes. El conocimiento es limitado, siempre hay más y más, y más. Por ejemplo, se necesitan unos 700 años de vida para poder leer todo lo contenido en los vedas y las escrituras sagradas del Hinduismo, por ende, a pesar de que comprenda una parte de ellos, siempre, por lo menos durante ésta existencia material limitada a un cierto tiempo lineal y a una cierta expectativa de vida, habrá misterios a los que no podré acceder.

Considero importante comenzar a cuestionarnos y preguntarnos en primer punto, sobre la primer palabra que inicia el nombre de éste ensayo: FILOSOFÍA. Voy a intentar explicar superficialmente una definición, qué teniendo en cuenta el concepto mismo de la palabra Filosofía, quedará de todas maneras abierto a la curiosidad e investigación posterior de quienes deseen profundizar un poco más. Etimológicamente viene del griego: philos=amor y sofos=sabiduría. La podemos definir como el amor a la sabiduría o como escuche una vez a Raimon Panikkar: la sabiduría del amor.

La palabra filósofo la utilizó por primera vez Pitágoras, en contraposición a Sophos, que es quién posee el conocimiento, en cambio el Filósofo es quien desea el conocimiento y busca la sabiduría. La filosofía nace por y para, esta predisposición humana al conocimiento. La filosofía más que un qué, es un cómo, hace referencia a una manera de hacer, a una disposición, a una actitud, y me atrevería a decir, a una práctica. La cuestión está en ver qué elementos corresponden a esta actitud.

Tanto Platón como Aristóteles señalaron que la filosofía comienza por la perplejidad y el asombro hacia lo que nos rodea (en este sentimiento acontece la conciencia del no saber y ésto nos impulsa a buscar el conocimiento, ¿cómo? a través de la pregunta, de la interrogación, sobre todo, para que sea honesta dicha interrogación, es necesario poner en duda las sapiencias previas (someter todos los conocimientos anteriores a un examen crítico, en occidente lo que conocemos cómo Filosofía se trata de ello, de un examen constante sobre diferentes cuestiones que plantearon los antiguos Filósofos griegos)

Puede ser vista como una dimensión básica del ser humano que encontramos, por ejemplo en los refranes, las convicciones y los mitos. Pero, qué hacemos acá, para qué nos sirve: si nos preguntamos por su utilidad concretamente, qué beneficio o provecho nos aporta. La Filosofía en sí misma no sirve para nada porque no es un instrumento, pero si ampliamos el alcance de la pregunta, si hablamos de un provecho más genérico y buscamos un uso práctico la misma, puede servir para muchas cosas.

También es influyente preguntarse por su importancia, ya que está presente en todas las fracciones de éste universo, por mucho que la intentemos esquivar es inevitable, todo el mundo filosofa porque todo el mundo tiene una actitud frente al mundo, hay que observar si somos conscientes de esa actitud, si hemos llegado a ella de forma autónoma, reflexiva y crítica o si hemos aceptado lo que nos ha venido dado sin cuestionar nada.

En la medida en que valoramos nuestra humanidad, la filosofía es importante porque forma parte de nuestra naturaleza, pero más allá de eso, una filosofía consciente, activa, es aún más valiosa porque nos mantiene despiertos, nos hace tomar conciencia de lo que desconocemos y nos invita a reflexionar sobre las propias creencias, afirmaciones o dogmas, en los que  muchas veces nos perdemos y nos disgregamos, en el olvido de que también somos seres singulares, únicos e irrepetibles. Por esto la práctica filosófica nos anima a pensar por nosotros mismos, esta puede ser una tarea dura. Deleuze decía que la filosofía entristece porque nos hace conscientes de la bajeza del pensamiento, pero a la vez también nos convierte en seres libres, en éste sentido la filosofía no es sólo importante, es necesaria.

Por todo lo que he mencionado anteriormente, a pesar de que la palabra que sigue a la de Filosofía dentro del título es Yoga, antes de introducirnos en oriente, me parecía importante nombrar ideas occidentales que tiñen, de alguna manera, mi propia visión de la cuestión.

Me gustaría empezar planteando algunas preguntas que me hago a mí misma:

¿Para qué estudio lo que estudio? ¿Existe un Yoga verdadero y uno falso? ¿Acaso, yo misma existo? ¿Y Dios? ¿Para qué estoy conversando internamente de todo esto y escribiéndolo a la vez? ¿Qué es para mí una Filosofía crítica del Yoga?

No los quiero aburrir con la cantidad de cosas que pienso a la vez, ustedes ya tienen sus propios pensamientos para gestionar internamente. Lo que sí me gustaría es entusiasmarles para seguir buscando cómo experimentar dicha y libertad, hoy, aquí y así. Estudio la historia, la filosofía y la cosmovisión del Yoga porque siento que es el método más afín que he encontrado con respecto a los valores de vida que he construido a lo largo de mi existencia. Mi abuela me inculcó a Dios, me lo presentó en la Iglesia Católica y desde que nos encontramos, nos enamoramos (porque nos dimos cuenta de que estábamos unidos, porque me di cuenta de que éramos unidad), para mi el Yoga es religar la unión divina que ya existe por naturaleza y gracia de la vida, el Yoga me regalo experiencias únicas de libertad física, mental y emocional, pero también, cómo todo aquello que está sujeto a Maya (la ilusión), también me generó controversias y resistencias y lo sigue haciendo, es por eso que estudio lo que estudio, en respuesta a mi primera interrogación.

Scroll al inicio